Las lagrimas derramadas por Jesús aparte de demostrar su humanidad también apuntan a que Jesús era capaz (y lo sigue siendo) de identificarse con la calamidad y el dolor humano.

Exaltar el nombre de Dios significa reconocer su grandeza, poder y atributos. El salmista también comprende que Dios es su Rey.

David, entendiendo su escasez de méritos, concluye apelando a la misericordia de Dios, para que el Todopoderoso responda su oración de acuerdo con su propia discreción y basado en Su misericordia.

La revelación bíblica es muy clara; en algunos casos Dios está dispuesto a bendecirnos basado simplemente en su misericordia.

Dios puede darnos fuerzas que jamás habías poseído, “nuevas fuerzas”, nueva vitalidad, nueva energía y perspectiva de la manera como vemos la vida.

Dios siempre nos recogerá, nos proveerá, nos protegera. El abandonar sus hijos no es parte del carácter de Dios.

Solo hay dos maneras de lidiar con el temor, o usted se deja dominar y controlar por él, o aprende a confiar en Dios. El temor es humano, la confianza es divina.

Buscar primero el reino de Dios significa poner Su voluntad por encima de la nuestra, confiando en Su justicia y provisión en todo momento.

Aunque enfrentemos emociones difíciles como la aflicción o la ansiedad, debemos recordar que Dios actúa de manera soberana y siempre está trabajando a nuestro favor, incluso cuando no lo sentimos. En momentos de dificultad, es crucial enfocarnos en Su fidelidad y pedirle que nos enseñe a través de nuestras pruebas.