Dios nos ha empoderados para testificar acerca de nuestra fe en un idioma entendible.

Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos.  Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados; y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos.  Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen.

Hechos 2:1-4

Pentecostés es la celebración que los israelitas hacían siete semanas o cincuenta días después de la celebración de la Pascua. En el Nuevo Testamento, Pentecostés marca el cumplimiento de la promesa que Jesús había hecho a sus discípulos con relación a que Él enviaría el Espíritu Santo.

Jesús les había requerido a sus discípulos no salir de Jerusalén. Todos obedecieron esperando la llegada del Espíritu Santo tal y como Jesús les había anunciado antes de ascender al cielo.

Cuando ellos menos lo esperaban Jesús de manera súbita estaba cumpliendo la promesa que les había hecho.  “Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen”. Lo importante de este versículo y de los posteriores, es que nos explica con gran exactitud que las lenguas que ellos hablaban no eran lenguas angelicales sino idiomas conocidos.

Como cristianos debemos recordar que una vez que confiamos y creemos en Jesucristo para ser salvos, inmediatamente somos sellados con el Espíritu Santo. Dios nos ha empoderados para testificar acerca de nuestra fe en un idioma entendible. ¡Comparta a Cristo hoy!

Foto de Tony Lomas en Unsplash

Este material ha sido escrito por el Pastor Dr. Luis M. Mendoza. Si desea hacer copias o reproducirlo, favor de contactar al escritor. Todos los Derechos Reservados.©

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