Podemos engañar a las personas a nuestro alrededor, pero no a Dios.
Dios siempre nos está viendo. Él nos ve hacer lo malo y lo bueno. No hay acción que se escape del escrutinio de Dios
No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. Gal. 6:7
Eventualmente, Dios y las circunstancias se asegurarán de que todas nuestras acciones produzcan un fruto. Bajo circunstancias normales y sin contar con la participación de terceras personas, lo que cosechamos (ya sea bueno o malo) es el resultado directo de lo que hemos sembrado.
Podemos engañar a las personas a nuestro alrededor, pero no a Dios.
Dios siempre nos está viendo. Él nos ve hacer lo malo y lo bueno. No hay acción que se escape del escrutinio de Dios. Tampoco hay acción que no reciba una retribución. Dios recompensa lo bueno y castiga lo malo.
Es completamente engañoso y dañino pensar que Dios no se dará cuenta de nuestras acciones. Si de manera voluntaria decidimos hacer lo malo, también debemos apercibirnos de la realidad del futuro castigo. Si decidimos permanecer en realizar acciones agradables delante de los ojos de Dios, también debemos tener la expectativa de recibir una recompensa.
Por lo tanto, tengamos mucho cuidado con lo que hacemos, Dios siempre está vigilante. De ninguna manera considere que su acción pasará desapercibida. Si su acción es mala, aténgase a las consecuencias, si es buena, a la recompensa. A Dios no lo podemos engañar; en realidad, Dios no solamente está enterado de lo que hemos hecho, sino también de las razones por lo cual lo hicimos. ¡Decida hacer el bien, y espere su recompensa!
Este material ha sido escrito por el Pastor Dr. Luis M. Mendoza. Si desea hacer copias o reproducirlo, favor de contactar al escritor. Todos los Derechos Reservados.©