Si deseamos seguir el ejemplo de David, entonces prioricemos asistir a la casa de Dios.

Una cosa he demandado a Jehová, esta buscaré; que esté yo en la casa de Jehová todos los días de mi vida, para contemplar la hermosura de Jehová, y para inquirir en su templo.

Salmos 27:4

Como creyentes, uno de nuestros anhelos más grandes debe ser el congregarnos en el santo templo de Dios con el objetivo de admirar Su belleza y enfocarnos en Él.

David enfatizaba la adoración corporativa; entendiendo el valor de juntarse como un solo cuerpo, una sola congregación, un solo pueblo de Dios. Aunque no descuidaba su relación personal con Dios, siempre estaba interesado en alabar a Dios con el resto de Su pueblo.

David anhelaba estar en la casa de Dios todos los días. Esto porque es en la casa de Dios donde somos edificados, servimos a los demás, aprendemos las ordenanzas de Dios y somos exhortados. David confiesa que el iba al templo a contemplar la hermosura de Dios. Esto se manifiesta a través de los dones de Dios: Dios es puro, bueno, misericordioso compasivo, perdonador, redentor, protector, proveedor. David también iba al templo a inquirir. Esto es a buscar la dirección, respaldo, consejo, presencia y virtudes de Dios en su vida.

Si deseamos seguir el ejemplo de David, entonces prioricemos asistir a la casa de Dios por lo menos una vez por semana. Prioricemos nuestro involucramiento en las actividades espirituales. Recordemos que el congregarse cumple propósitos específicos: reconocer la grandeza de Dios y descubrir lo que Dios desea que aprendamos, practiquemos y modelemos.

Foto de Pedro Lima en Unsplash

Este material ha sido escrito por el Pastor Dr. Luis M. Mendoza. Si desea hacer copias o reproducirlo, favor de contactar al escritor. Todos los Derechos Reservados.©

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